sábado, 27 de junio de 2009

Una muy interesante reflexión del por qué de las Retenciones Bancarias

Nota extraída de: http://www.hectortrillo.com.ar/
Segunda Opinión

ARBA Y DANIEL SCIOLI: RETENER POR LAS DUDAS

TRANSCRIBIMOS:
Artículo 463 – La recaudación sobre los créditos bancarios se hará efectiva con relación a las cuentas abiertas a nombre de uno o varios titulares, sean personas físicas o jurídicas, siempre que cualquiera de ellos o todos revistan o asuman el carácter de contribuyentes del impuesto sobre los ingresos brutos o de contribuyentes de alto interés fiscal. En todos los casos, el régimen previsto en la presente parte resultará aplicable únicamente con relación a aquellos contribuyentes que figuren en la nómina mensual que a ese efecto será puesta a disposición de los agentes de recaudación en la página web de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (www.arba.gov.ar), con una antelación de tres días hábiles al inicio de cada mes calendario.Artículo 465 – Los agentes deberán recaudar el impuesto de los contribuyentes incluidos en la nómina mencionada en el art. 463, hasta tanto éstos no demuestren estar comprendidos en alguno de los siguientes supuestos:
a) Sujetos exentos por la totalidad de las actividades que desarrollen.
b) Los que revistan, exclusivamente, la condición de expendedores al público de combustibles líquidos, comprendidos en los arts. 349 y ss. de la presente disposición.
c) Contribuyentes que desarrollen, exclusivamente, las actividades comprendidas en los arts. 165, incs. b), c) y d); 166; 167; 169, primer párrafo, del Código Fiscal.
d) Sujetos que desarrollen, exclusivamente, actividades no alcanzadas por el impuesto sobre los ingresos brutos.

Tratándose de contribuyentes que desarrollen más de una actividad, deberá efectuarse la recaudación del tributo si cualquiera de ellas resulta alcanzada por el impuesto sobre los ingresos brutos y por el presente régimen de retención”.

Esta transcripción corresponde a dos artículos de la denominada Resolución Normativa B 1/04 modificada a su vez por otra Resolución Normativa, la 120/08 de la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires. Antes Dirección Provincial de Rentas, ahora A.R.B.A. Publicada el 9 de diciembre pasado en el Boletín Oficial de la Provincia.

Estamos acostumbrados todos los argentinos a la anomia, al abuso de poder, a las violaciones sistemáticas del Estado de Derecho perpetradas todos los días por autoridades nacionales, provinciales, municipales y por todo aquel que sienta que algún derecho no le ha sido reconocido y obra por su propia cuenta en lo que se conoce como justicia por mano propia. Pero sinceramente no creímos nunca que la cosa podría llegar a tanto.Los artículos transcriptos revierten la carga de la prueba y convierten en contribuyentes a quienes no lo son, hasta que ellos demuestren lo contrario. Así de sencillo y patético.

La A.R.B.A. confeccionará todos los meses, sobre la base de los datos con los que dice contar, un listado o padrón en su sitio web, que los bancos deben consultar, y luego éstos últimos (siempre terminan siendo los malos de la película) retendrán el impuesto que la A.R.B.A. diga. Y si hubiere algo que reclamar, el afectado podrá reclamar por Internet, y luego esperar hasta que el todopoderoso Ente, decida.

Esta es la forma que aplica el gobernador Daniel Scioli para recaudar dinero. No Montoya, como suele decirse. Montoya es a la provincia lo que Guillermo Moreno es al gobierno central: un empleado a sueldo puesto por los gobernantes elegidos por la gente.

Es la gente la que debe luchar para terminar con esto. Porque de lo contrario seguirá avanzando esta verdadera rapiña institucional.

Ahora también lo hicieron, y lo comentamos días pasados, respecto de los cheques a cobrar en ventanilla. Allí también habrá un listado que indicará quiénes son sospechosos y deberán pagar a cuenta por las dudas.

La desesperación por obtener fondos para continuar con la supuesta fiesta redistributiva no reconoce límites. Y esta gente que gobierna no los reconocerá jamás. Y la intervención de la justicia dudamos mucho que termine retrotrayendo la situación. Y si lo hiciere, el daño igualmente estaría hecho.

Sabemos cómo suenan las palabras que transcribimos. Pero una gran cantidad de profesionales que actúan en la Ciudad de Buenos Aires (por ejemplo) viene reclamando por ser víctimas de esta clase de abusos una y otra vez, y cada vez con mayor profundidad, si se nos permite la expresión. Y no solamente profesionales, tenemos el caso incluso de jubilados, que jamás tuvieron nada que ver con algún ingreso en la provincia, y mucho menos en la actualidad, cuando sólo perciben su jubilación.

Hay una vía de reclamo por Internet, y se supone que la A.R.B.A. responderá. La respuesta puede ser que el supuesto sujeto del impuesto concurra a la delegación que le corresponde por su domicilio con una maraña de papeles, comprobantes y justificativos varios para que una señorita Gasalla los atienda como sabe, como puede o como quiere en el tiempo que sea necesario y las veces que se le ocurra.

Lo más indignante es la evidente actitud rapiñera de un gobierno improvisado y falaz. No cabe duda alguna que lo único que está intentando el gobernador Scioli y su séquito es mejorar las cuentas fiscales a como dé lugar, dado que el gasto sigue creciendo y los números no cierran por ningún lado.

A la evidente falta de cordura que significa hacer pagar un impuesto por las dudas para luego obligar a una sucesión de trámites a cargo del supuesto contribuyente para lograr ser excluido de la lista negra, se agrega el hecho de que la devolución si se produce no reconocerá interés alguno. Es decir que el gobierno provincial simplemente jinetea los fondos de gente indefensa, y sin aviso previo.

Porque ésta es la otra pastilla del paquete. Todos los habitantes de la provincia deben haber recibido en el último año, por tomar una fecha, no menos de una veintena de cartas y avisos varios del órgano recaudador de la provincia, con la firma incluso del administrador Sr. Montoya. Tales notas en general son por reclamos de cuotas impagas, o por publicidad respecto de las interminables moratorias que año tras año, mes tras mes, y día tras día, anuncia el gobierno provincial. A veces se trata de avisos sobre innovaciones o cambios de procedimiento. Los motivos son tantos que cuesta recordarlos a todos.

Pero ningún contribuyente ha recibido nunca, que sepamos, algún tipo de aviso o comunicación, incluso telefónica o por correo electrónico, en el que se le avise que de acuerdo con los datos (que deberían figurar en detalle adjunto) que maneja A.R.B.A. será incluido próximamente en el listado que lo convierte en pasible de retenciones del tributo sobre los ingresos brutos. Esto prueba, de manera indubitable, el evidente afán recaudatorio con que se actúa. Y decimos esto por si hubiera algún distraído que todavía tiene dudas al respecto.

Porque no hay ninguna razón para que se afecte el patrimonio de cualquier persona si no se la notifica antes de las presunciones que tiene el fisco sobre ella. Excepto cazar giles, si se nos permite.

Porque, claro, una notificación en tal sentido implicaría demostrar que A.R.B.A. tiene efectivamente datos que indicarían que tal persona es un potencial evasor (¿qué otra calificación le cabe?). Y esos datos hay que tenerlos. Si efectivamente el organismo recaudador los tuviera, no se entiende por qué no habría de suministrarlos, incluso para facilitar la respuesta del afectado. Es más, incluso para que éste último sepa cuál es su situación ante el fisco. Porque la experiencia muestra que a veces aparecen obligados al pago del impuesto sobre los ingresos brutos que ni siquiera saben que lo son. La conclusión es obvia de toda obviedad.

El comportamiento del fisco, que es el comportamiento de la gobernación provincial en definitiva, es, como decimos indignante. No sólo es manifiestamente ilegítimo y contrario a derecho. Es un comportamiento que linda con la deshonestidad y también con la mala fe. NI siquiera cabe interpretarlo de otro modo. Una persona de bien, cuando obra, sabe si lo hace de buena fe.

A todos nosotros nos ha pasado que en resúmenes bancarios o de tarjetas de crédito aparecen débitos con un numerito y una sigla indescifrable que da lugar a un débito absolutamente desconocido. Muchos reclaman, otros no lo hacen. Y todo suma. Así de simple.

Si a un millón de personas con cuentas bancarias (de ahorro o corrientes, agregamos), se les retiene un promedio de, digamos, 20 pesos por mes, tenemos aquí un lindo numerito logrado con este vil procedimiento. Y así mejora la recaudación y la imagen de eficiencia del señor recaudador.

Hemos leído sesudos comentarios sobre que afecta a la denominada bancarización, lo cual es cierto, claro. Pero darle la principal importancia a la bancarización y dejar de lado el abuso de poder que significa es cuando menos cándido. O un acto de complicidad inimaginable.

Que los bancos reciben menos depósitos de los que recibirían si la economía argentina fuera previsible y si no existieran gravámenes como el popularmente conocido como impuesto al cheque, seguramente habría muchísimo más movimiento bancario. Incluso por el riesgo que supone llevar dinero en efectivo en el bolsillo o guardarlo en casa.

Pero cuando de manera evidente se violan los derechos de las gentes a vivir dignamente, y disponer de su propiedad y de su tiempo, y tales actos resultan absolutamente impunes, estamos en el horno.

Y lo más grave es que este tipo de cosas suelen ser rápidamente copiadas por otros gobiernos tan o más rapiñeros que el provincial que nos ocupa.

Imaginemos la situación: un grupo de funcionarios obtienen los datos de los residentes en la provincia. Sus bienes registrables, los movimientos bancarios y de tarjetas de crédito (el secreto bancario hace rato que fue enterrado en la Argentina) y deciden: éste sí, éste no. Arman la lista negra, la cargan en el sistema y ¡bingo!. A cobrar.

Es sencillamente inconcebible. Cabe esperar las reacciones de los afectados, porque no podemos esperarlas de los funcionarios, legisladores o fiscales. Acá hace falta que la gente se harte y salga a la calle. Ahí entienden los políticos.

Es que estamos en el país de la anomia y el abuso de poder. Y solamente se reacciona, parece, cuando aparecen las llamadas puebladas o los piquetes. Una triste realidad la que nos toca vivir.

Mientras tanto, el organismo recaudador, el gobernador y toda la entente de la gobernación, suman algunos dinerillos a sus maltrechas arcas. Tal vez un próximo gobierno arreglará las cosas, pero ese será su problema.

HÉCTOR BLAS TRILLO Buenos Aires, 17 de abril

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